“Cómo te sientes?”le preguntó Armstrong en el 13º. Ross apenas le respondió,“Estoy casi muerto.”Al acercársele en el cuerpo a cuerpo Armstrong le siguió diciendo"sígue tirando la izquierda,
pero como saques la derecha, te mato!"Y así Armstrong le permitió terminar de pié su última pelea.
Si no fuera porque ambos pertenecen a un linaje y una jerarquía superior en casi todos los rubros boxísticos, este viejo tape parecería la corporización de un fantasy match de peso medio entre el Golden Boy Oscar de la Hoya y el colombiano Rocky Rodrigo Valdéz.
Pero uno es Henry Armstrong, nacido en Mississippi el 12.12.1912 bajo el nombre real de Henry Jackson, que llegó a ser campeón mundial pluma 1937-1938, campeón mundial ligero 1938-1939 y campeón mundial welter 1938-1940. Y que en opinión de algunos fue el mejor boxeador libra por libra de todas las épocas. Que realizó 181 combates, 152(100Kos)-21(2Kos)-8, y el otro es Barney Ross (Beryl David Rosofsky de nacimiento) oriundo de Chicago y talvez el mejor boxeador de orígen judío de todos los tiempos.
HENRY ARMSTRONG
Armstrong es todavía hoy, el único boxeador que pudo ostentar 3 títulos mundiales de manera simultánea, y lo consiguió en una época en la que solo existían 8 divisionales sin los actuales "junior" o "super" de nada. Al cinturón de los welters lo defendió más veces que ningún otro boxeador en la historia (19 veces en menos de 2 años). "El Huracán" de Saint Louis, (su lugar de residencia desde su niñez) o "La Madeja Homicida (The Homicide' Hank)" o "El Martillante (Hammering) Henry", son algunas de las imágenes con las que la imaginación popular buscó capturar la instantánea de un estilo movedizo, vertiginoso, asfixiante, potente, desgastante, y a la vez resistente que podía sostener el paso de un ataque impetuoso y constante de gong a gong. Era el tiempo en que los combates por el título mundial duraban 15 rounds y Armstrong era el tipo de boxeador desenfrenado que no dejaba pensar a su rival.
En total llegó a hilvanar una serie de 27 nocauts consecutivos, una de las más altas tasas del boxeo. Su combate de 1938 con Lou Ambers, por la faja de los ligeros en el mítico escenario del Madison Square Garden de Nueva York, figura entre los combates más dramáticos y antológicos de este deporte. A pesar de bajar de categoría y sufrir descuento de puntos (por supuestos golpes bajos) en 4 de los 15 rounds, Armstrong le dió una paliza a Ambers y triunfó en las tarjetas luego de dar una batalla tan encarnizada, que luego del final quedó desvanecido sin poder recordar casi nada de lo sucedido.
Armstrong tumbó al campeón en el quinto y también en el sexto round. Pero Amber le produjo un corte muy importante en la boca. "Si sigue escupiendo sangre por toda la lona," le dijo el referee Billy Cavanaugh, "voy a pararle la pelea."Según el historiador de boxeo y periodista británico Gilbert Odd,“Armstrong era un fenómeno del pugilismo. Tenía un ritmo cardíaco anormalmente bajo y debía precalentar en los vestuarios con 10 rounds de golpes a la sombra antes de trepar al ring para devorarse otras 15 tórridas batallas. Arrojaba golpes de manera incesante y desde todos los ángulos. Peleaba con tanta intensidad y fiereza que era imposible llevar la cuenta de los golpes que tiraba."
En los últimos cinco rounds, Armstrong pidió a su esquina que le quitaran la dentadura para que pudiera tragarse la sangre que manaba de su boca. A pesar de los rounds en que fue penalizado, a pesar de tener las dos cejas cortadas y los ojos cerrados por la inflamación, a pesar de los 37 puntos de sutura con los que después le cosieron la herida interna de la boca, ganó por decisión dividida. Y consiguió alcanzar su objetivo, el de reinar como campeón sobre tres divisiones.
Era hijo de un ex boxeador también llamado Henry, con mezcla de sangre india, negra e irlandesa. Su madre era también de ascendencia india, de los Iroquois, por parte de su padre. Se retiró del profesionalismo a los 32 años y luego llevar algunos años de vida desordenada, y salió airoso de su propia pelea con el alcoholismo en 1951, siendo luego ordenado como sacerdote a los 40 años. Murió el 24.10.1988 a los 75 años. Y una posterior autopsia reveló que su corazón era de un tercio más grande que el del promedio, lo cual no sorprendió a nadie en el mundo del boxeo.
BARNEY ROSS
Fue el mejor de todos. Mejor que Abe Attell, “El pequeño Hebreo,” Jack Bernstein, “El orgullo del Ghetto,” Ruby Goldstein, “La Joya del Ghetto,” Benny Leonard, “El Hechicero del Ghetto,” Leach Cross, “El Dentista Boxeador,” Sid Terris, “El Fantasma Galopante del Ghetto,” Al “Maniquí” Davis, Maxie Cachetada Rosenbloom, El Pescador Levinsky, El Canillita Brown, El Colegial Bernie Friedkin, Max Baer, Benny Leonard, o que el Bombardero Judío Mike Rossman.
Para la época de esta pelea con Armstrong, con solo 28 años de edad ya acumulaba más de 300 peleas.
Nació en Chicago y era hijo de un comerciante que fue asesinado en un asalto cuando Barnet (su nombre real) tenía solo 14 años. A raíz de las dificultades económicas, él y sus otros 4 hermanos debieron separarse de su madre, quedando al cuidado de un primo y enfrentado a lo que pudiera hacer para ganarse el sustento. Se inició en el boxeo amateur y conseguía sobrevivir empeñando las medallas que recibía. Para ello, debía pelear hasta 6 veces por semana. A los 19 años pudo hacerse profesional y adoptó el seudónimo de Barney Ross para ocultarse de su madre. Con ese nombre llegaría a alcanzar el campeonato mundial y entraría al Salón de la Fama del Boxeo.
Barney Ross ante
Jimmy McLarnin
El gran salto de su carrera vino en 1933 cuando derrotó por puntos al campeón Tony Canzoneri y obtuvo el título mundial de los Ligeros. En la revancha que se celebró en el estadio de Polo Grounds, Nueva York, lugar de residencia de Canzoneri, Ross volvió a triunfar, pero esta vez por decisión unánime. Sin ser gran pegador, Barney tenía un estilo aguerrido pero prolijo, era un buen contragolpeador y tenía un sentido profundo de la vergüenza deportiva. Sólamente el filipino Ceferino García y el canadiense Jimmy McLarnin se quedaron con el honor de haber podido derribarlo. Precisamente con éste último protagonizó la saga de tres encuentros brutales que lo elevaron al estrellato. Barney ganó la primera, Jimmy la segunda y nuevamente Barney se impuso en la última.
Con las ganancias de sus 3 batallas con Canzonery, logró juntar el dinero para sacar a sus hermanos del orfanato y reunirlos nuevamente junto a su madre en Chicago.
Barney Ross y Henry Armstrong
La pelea final de su carrera, que es ésta con Henry Armstrong, es la que lo define para siempre como un valiente peleador con agallas. Si bien impuso su mejor estilo y línea boxística durante los primeros rounds, la avalancha de castigo por parte de su rival mermó notablemente su desempeño a partir del cuarto round. Para el décimo round, ante el suplicio de castigo que Armstrong le estaba propinando el árbitro lo consultó sobre si quería abandonar. Ante la reiterada negativa de Ross, al llegar al duodécimo round, el referee interrogó a su esquina sobre si deseaban tirar la toalla.
"Si me haces eso no te dirijo más la palabra. Quiero terminar como campeón".Ante la gritería de un público que los alentaba de pie, Armstrong y Ross administraron sus fuerzas para llegar al decimoquinto round que marcó el punto más alto de las emociones, brindándose por entero en una descarnada batalla que dejó de manifiesto la enorme fibra de entereza del perdedor, que no se entregó nunca, que supo devolver las andanadas del "Huracán" y que culminó de pie al campanazo final.
Tras perder con Armstrong se retiró y con el dinero de las peleas abrió un restaurante. Tras el ataque japonés a Pearl Harbour en 1941, Barney que tenía entonces 32 años, se alistó en la Marina de los EE.UU. donde le asignaron un rol de instructor de boxeo. Pero rechazó esa tarea y solicitó ser enviado al frente. Fue entonces asignado a las operaciones del Pacífico. Participó de combates en Guadalcanal y en Iwo Jima, resultando herido y recibiendo postriormente la condecoración de una "Estrella de Plata" por heroismo.
Por los tratamientos durante su internación se tornó por un tiempo en adicto a la morfina, hábito que lo obligó a una posterior internación para su tratamiento por abstención durante 120 dias y lo condenó al padecimiento de fuertes dolores crónicos durante el resto de su vida.
Su apasionante vida ha sido cubierta por Hollywood en la película "Monkey on My Back" basada en la autobiografía de Barney, titulada "Ningún Hombre se Levanta por si Solo" (No Man Stands Alone) y ha sido extnsamente abarcada por el escritor Douglas Century en su libro "Barney Ross"
No hay comentarios:
Publicar un comentario