domingo, junio 28, 2009

Maidana, campeón mundial en super batalla

MARCOS MAIDANA
se consagró campeón mundial
superligero interino de la
Asociación Mundial de Boxeo



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El anunciador oficial de Boxing After Dark, Lupe Contreras, lo latiga siempre como su slogan de marca registrada. Pero esta vez y dado los antecedentes, cabía tomarlo literalmente: se trataba de ver quien era el "más macho" y no había mucha cabida para arribar a otras mayores conclusiones al cabo de este pleito. Porque si bien estaba formalmente pactado a doce rounds, como toda contienda oficial por título del mundo, en todos los pronósticos periodísticos cabía suponer que no se exigiría ni la tensión ni la atención de los espectadores por la totalidad de ese lapso.


Si bien hay algunas pequeñas diferencias entre Marcos Maidana y Victor Ortíz que convendría apuntar en cualquier comentario previo, por tratarse de elementos de juicio que podrían tener algún peso en la forma que muchas veces se dirimen las cuentas fuera del ring, acá no había otra expectación que la de aguardar que el tronar de los puños enguantados explotando sobre la piel, y nada más que eso, fuera el único asunto de peso a tener en cuenta. Nada de cosas raras preocupaba a nadie. Desde el inicio se sabía que esta pelea sería algo muy dife rente a aquella primera oportunidad desaprovechada por Maidana ante el titular Andriy Kotelnik, en febrero de este mismo año. HBO/Golden Boy no son tan iguales a Universal Promotions como se pueda suponer.





Victor Ortíz es oriundo de Kansas, pero tiene su residencia en la ciudad californiana de Oxnard y se sabía que en el Staples Center de L.A. sería local en forma absoluta. Dado que representa el gusto, la estirpe y el estilo de célebres peleadores del sur de california, se sabía de antemano que el público estaría volcado abrumadoramentre en su favor y, aunque nunca llegara a necesitarlo, la presencia tutelar de Golden Boy Promotions -su actual manejador- en el auspicio central de cartelera y la mano (o las influencias) del mismo ODLH en la constatación del plantel de supervisores, auxiliares de ring, referee, jurados, oficiales y médicos propuestos por la Comisión Atlética del Estado de California, daba al zurdo apodado "Vicious" (que en el contexto del boxeo significaría algo así como "despiadado") la sensación de una grata cobertura general de localía. No era para menos, Ortíz constituía la máxima de todas las promesas impulsadas por GBP.


Pero para el argentino oriundo de Margarita (Santa Fe), no era esa clase de localía de temer. Además, como se viene conformando el roster de los diversos aspirantes a grandes cosas entre los superligeros mundialistas, tanto para Ortíz como para Maidana, superar el escollo recíproco era un paso obligado y crucial para seguir adelante en las auspiciosas carreras de quienes, a juicio de los promotores y amplios sectores de la prensa americana, son los jóvenes más prominentes de la categoría a nivel mundial.


Y realmente se trata de dos boxeadores idealmente equilibrados en un mismo plano de equidistancia en las principales y más letales de todas sus virtudes: la velocidad de movimientos y el poder de pegada brutal.
A priori también, cabía suponer que esta cruda batalla por ser el más macho, abrigaba para ambos una oportunidad única y preciosa de calar hondo y de movida, entre los favoritismos de la afición más frugal del planeta en lo que a consumo de pago por evento (PPV) se refiere. Hoy en día, un favoritismos asentado dentro de ciertas capas de predilección deportiva que tienen los televidentes americanos, es sinónimo de bolsas y promocionamiento descomunales. Y Ortíz llegaba hasta el humbral de este combate con todas las apariencias de convertirse en niño mimado de las multitudes que más cuentan. No menos Maidana, porque este era su debut en America del Norte y sus apenas conocidas credenciales de salvaje batallador podían presentarse, a través de la ventana mayor de HBO BAD, con la mayor de todas las estridencias.
Un choque de crudeza y potencias, de velocidad y explosión, de parte de dos peleadores cuya dinámica es ir al grano sin ninguna pérdida de tiempo, que auguraba abundancia de power pounches, roces asfixiantes, cortaduras, caídas, hinchazones de pómulos, caras enrojecidas y mucha, mucha vehemencia y adrenalina. Mucha más arriba que abajo del ring, pero bien que en ambos lados. "Duelo de machos," o de lo que se entiende por tales en esta cruda profesión.

Y todo eso es lo que "machomenos" ocurrió, luego que los dos guerreros salieron de sus respectivas esquinas para la campanada inicial. Mediaron solo 15 segundos de estudio y amagues, luego de lo cual se desató un temporal. En el torbellino que se sucedió en los siguientes instantes, quedó claro que Maidana tomaba el traje de campeador ofensivo, a la búsqueda impertérrita de meter su mano de nocaut y que velando por el primer error del santafesino, Ortíz prefería las armas del contra-golpeador acusando casi similar impaciencia por conectar sus misiles.
Una fugáz toma de consciencia por el lugar donde se disputaba la riña (la casa de los Lakers, recientes campeones de la NBA), la atención por los millones de televidentes a través de las conexiones de cable o internet, la noción de no ir a matarse o a definir tan tempranamente, sin precalentar un poco al menos, o el respeto mutuo a la fortaleza de los primeros golpes sentidos en vivo y en directo, los hizo retraer y desacelerar el curso inicial de las acciones, para tomar precauciones defensivas más radicales antes de entrar al festival de tortazos.
No demoró en llegar el sonido de los guantazos explotados de pleno y el bullicio de los presentes que no disimulaban el estupor ante aquél show sabido, y por el que habían pagado sus costosas localidades. Al despunte de las acciones, el californiano mantuvo la serenidad y aprovechó la mayor impaciencia de Maidana para captar una suerte de media distancia estilística o una cercanía pegajosa. A la mitad del round, aprovechó el primer claro que tuvo y lo llevó al Chino contra las sogas, pasando sorpresivamente al ataque con combinaciones que abrumaron al sudamericano, quien al intentar cortar la andana con su voleado de derecha, fue anticipado con la diestra de su rival a fondo y "se le aflojaron las piernas".
Maidana fue al suelo y regresó instantáneamente, como revolviendo sus pensamientos ya que no lograba comprender de qué manera lo habían anticipado con semejante rapidéz y fuerza. Dolió esa mano y recibió la cuenta de 8 con alivio. Al continuar, hizo dos lentos pasos hacia adelante, tiró su 1-2 envenenado y lo tomó a Ortíz de pleno, en el rostro, viniendo con las manos bajas, para dejarlo redondo en el piso, ante el horror de la platea y del ringside. A esa altura ya se podía ver que esta contienda tenía marca de FOTY. Apenas si habían pasado 1.58" de la primera vuelta.

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Tras oir su cuenta, Ortíz decidió que no quería recibir otra mano asi "nunca más en su vida". Extremando cuidados buscó, hasta cierta medida, contener la presión de Maidana, pero el argentino lo quería comer crudo y lo que siguió hasta el cierre fueron los pasajes más agresivos de la noche. ¡Qué peleón!.
Danny García le increpó a su pupilo en el entre round que bajaba peligrosamente las manos, mientras Victor Ortíz lo miraba preocupado a la cara, pensando seguramente en otra cosa, y casi sin oirlo. La primera puntuación de Harald Lederman no podía ser más que un 10x10.

La segunda vuelta develó aspectos más profundos de la personalidad de Ortíz. Empezó a mover las piernas, a alejarse de Maidana, a usar el jab y a tomar la iniciativa para evitar tener que defenderse. Dejaría su buen contragolpe para cuando su rival lo desbordara, pero muy temprano en la batalla, empezó a pelear con gran temor por las réplicas del Chino. Maidana se sintió más fuerte y temerario y se dejó llevar por los instintos de un perro rabioso para hacerle sentir todo el rigor.

Después de un minuto de dominio por la mayor clase de Ortíz, aterrizaron ese tipo de cross y de ganchos furiosos de los que el americano no quería escuchar hablar. Y luego de 3 de esos fierrazos consecutivos, el mismo Ortíz fue arrastrado a la pelea callejera. Ortíz cambió de nuevo, esta vez empezó a pegarse al cuerpo de Maidana y a devolver manos durísimas, Maidana buscó y buscó siempre el intercambio franco. No siempre fue bien armado defensivamente, especialmente del flanco "débil" del norteamericano (el diestro) y fue otra derecha en contra por parte de Ortíz, corta y fulminante, la que lo derribó en un flash. Maidana sintió el impacto y se levantó, caminó por el ring y volvió a arrodillarse aunque denotara con eso que estaba mal. Tras el conteo de protección, Ortíz fue por el remate jugándose de manera bravía. Intentó arrinconar al santafesino y en otro anticipo de velocidad y precisión lo mandó por segunda vez a la lona casi cuando finalizaba el round. Miguel Díaz lo esperaba preocupado en la esquina porque veía que Maidana estaba trabajando demasiado falto de espacios. Demasiado "pegado".


Ortíz salió al tercero convencido del negocio de controlar ténicamente las acciones, ya fuera desde muy lejos o desde muy cerca. Pero evitando la lucha salvaje. Maidana salió con la idea de arrancarle la cabeza. La impaciencia afloró de nuevo en el local al recibir dos terribles derechazos en la cara. El primero lo encendió de valentía para ir a jugarse otra vez en los cruces, el segundo lo hizo trastabillar y lo paralizó de terror. A partir de ahí empezó a aferrarse al cuerpo de Maidana. Ortíz se dió cuenta que no había otra manera de pelear con este rival que con arrestos salvajes. Debe haber recordado las palabras de aquellos que contaban que Maidana se había ido quedando sin fuerzas ante Kotelnik y se aferró a esa esperanza. Pero él también empezaba a dar muestras de cansancio. Como sea que fuera, el cansancio solo hizo más enrredadas las acciones y mermó la velocidad de los desplazamientos, pero cada cruce era todavía una suerte de puesta creciente, a matar o morir.
Lederman, en su tarjeta, favorecía a Ortíz con los tres rounds disputados. Sin embargo, salvo los golpes que habían derribado a Maidana en tres ocasiones, la supremacía de impactos superpotentes conectados parecía ser amplia para Maidana. El Chino volvió con sus golpes en el cuarto y casi sin percibirse lo que ocurría, se llevó el curso de la pelea hacia su propio juego. Para esta altura, la lucha se había convertido en una pulseada de golpes potentes. El ritmo de la pelea era sincopado. Tomaban un respiro en el clinch, forcejeaban, y luego volvían a los cruces furibundos. Poco a poco, el excelente movimiento de piernas de Ortíz se volvió estático. Maidana pudo alcanzarlo por primera vez al cuerpo y exhibiendo un magnífico estado atlético pudo ponerlo un par de veces contra las cuerdas. La pelea entró en un punto de quiebre y hasta Lederman accedió a otorgar, por primera vez, el round para el visitante.
En el quinto se materializó la noción de que la pelea ya no se resolvería más que a pie firme, en cualquier cruce de martillazos, pero de ninguna otra forma. Ortíz recibía golpes cada vez más abiertos y hacía intentos desesperados por volver al manejo de piernas. Ahora Maidana retrocedía dos pasos y se alejaba de la media distancia. Solo aceptaba ir a tomar cruces a fondo. Ortíz no tuvo más remedio que apostar a su velocidad, y a partir del segundo minuto debió comprobar con amargura que su rival era tanto o más velóz que el mismo. El Chino parecía tirar cada vez más fuerte. El golpe más violento de la pelea vino casi a los dos minutos, fue una izquierda de Maidana que produjo un enorme corte sobre el ojo derecho del californiano. La batalla campal que desató ese bombazo, puso de manifiesto el mayor encaje, resistencia y corazón del argentino que tomó sin inmutarse todo lo que atinó a tirar Ortíz y que manteniendo su enjundia, quebró las últimas resistencias anímicas que le quedaban al californiano. A diéz segundos de la campana llegó un derechazo anestésico del de Margarita y justo sobre el tañido del final de vuelta, otra derecha pesada y franca, de pleno, cayó a plomo sobre el rostro de Ortíz.

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El de Oxnard estaba completamente quebrado. Pero aun peor, quizas estaba desengañado. Nunca le habían pegado de esta forma y daba la impresión de no haber imaginado nunca, que en boxeo, este tipo de cosas podía llegar a ocurrirle algún día. Salió al sexto round a comprobar que lo asaltaban dudas terribles sobre su vocación pugilística.

Desorientado y con la mente copada por los fantasmas del derrotismo, volvió a ser alcanzado por Maidana y convirtió su defensa en huida despavorida. Con su párpado derecho cortado, su pómulo derecho entumecido e inflamado, su visión desmejorada y sus pensamientos acelerados, solo pudo sostener el ataque letal de Marcos René Maidana (26-25ko-1-0) por apenas 30 segundos. Cayó derribado por un golpe a las costillas. Se reincorporó y caminó errante hacia su rincón, pero no vió a nadie a quien preguntarle algo. Después escuchó al referee Raul Caiz sr. contarle 1.,2,.3.,4.,5.. y luego preguntarle "¿estás bien hijo?" ... "¿Es todo?".. Ortíz tomó las riendas de su propio destino y desistió de seguir adentrándose, por esa senda hacia la que marchaba el adversario.

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El abucheo de los suyos se inició tibiamente y luego de forma más airada. Ya habiendo renunciado a la pelea, fue llevado hasta su rincón para que el médico, misericordiosamente, confirmara que no podía seguir en esas condiciones. Pero la transmisión televisiva no se podía permitir ninguna misericordia y cargó inmediatamente con todas sus tintas sobre el vencido.

Acabamos de ver un momento en la carrera de un boxeador, que podría definir... su carrera. Ortíz fue tumbado, cortado y abrumado, enfrentado a un oponente que se resistió a perder... Y en un momento de debilidad... abandonó.

No es que no haya entregado un esfuerzo gallardo, Ortíz, pero en boxeo para ser un grande, se requiere que uno dé de sí mucho más que en cualquier otro deporte. Se requiere mucho más de lo que es razonable y Ortíz tomó una decisión que quizas viva para lamentar. (Max Kellermann)

El autor de esta perla pudo ser cualquiera de los comentaristas de HBO. Porque se ajusta perfectamente a los mandamientos del nuevo panem et circenses que apuntala las mayores ganacias de esa cadena multimediatica. Obviamente que con las sagas de enlatados a cargo de Antonio Tarver o Jermain Taylor, nunca podría prosperar la venta de sus productos. Ellos necesitan sangre, valentía, coraje nunca visto... aunque eso signifique aveces la muerte de alguno de sus empleados, los boxeadores.

Pero obviamente que el límite a cualquier renunciamiento deportivo, en tanto deportivo, lo impone siempre el sentido de la hidalguía deportiva, nunca la búsqueda irracional de la grandeza deportiva.

Saludemos el esfuerzo heroico de los boxeadores que se entregan de manera sobrehumana adentro de un encordado, porque equivale a saludar a la fuerza de la voluntad humana. Que habita en todos los hombres, en los débiles y en los valientes.

Pero no confundamos que quien reconoce la superioridad deportiva del contendiente y renuncia a ganar "de suerte" o por caminos ajenos al deporte, merece también ser loado por esa decisión tomada con hidalguía. Algo que aveces es más duro que aceptar el coraje.

Dios guarde a Ortíz de arrepentirse de por vida, de esa decisión de ser leal en la competición deportiva. Incluso aunque ello le signifique renunciar a ser estrella de HBO.

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Maidana es a partir de ahora el campeón de mayor fortaleza y entereza deportiva que se aviste en el horizonte de los superligeros. La flaqueza de Kotelnik o Amir Khan, de cara a participar en alguno de los festivales de puñetazos como este que propuso el Chino ante un duro de la talla de Ortíz, le asegura un handicap de superioridad y solidez anímica sobre cualquiera.

Mientras lo disfrutamos por esta merecida consagración, que le podría granjear una amplia acogida en la afición norteamericana, que lo podría adoptar como seguro favorito ante los ases europeos, el Chino deberá incorporar más elementos tacticos-estratégicos, que le permitan desarrollar un trabajo más consistente que cargar a ciegas lanzando puñaladas mortales. En tanto,

Enormes respetos hacia este impresionante campeón que es el Chino Marcos René Maidana.


VIN



2 comentarios:

pacquiao vs margarito dijo...

Who will win in the Pacquiao vs Margarito fight?
Manny Will Beat Margarito!
Seven-time titlist Pacquiao (51-3-2, 38 knockouts) is gearing up for a Nov. 13 main event at The Dallas Cowboys of an HBO pay per view televised, Top Rank Promotions WBC junior middleweight (154 pounds) title clash opposite former titlist Antonio Margarito (38-6, 27 KOs), against whom he will pursue his eighth crown in as many weight divisions.
Do you know that Antonio Margarito is ban from boxing, because he was using ang illegal gloves? Hope he won’t use it this time.
Floyd "Pretty (coward) Boy (money)" Mayweather is afraid to fight Manny Pacquiao because his pretty face will become very pretty destorted. Antonio Margarito is even better than him because he fight Manny even he got ban from boxing.

Anónimo dijo...

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