Funcionarios en la comunidad de ciegos de Uganda dicen que Ramathan se ha convertido en un héroe para los alrededor de 500,000 ugandeses que son ciegos. "Aquí es un hombre que está demostrando que la ceguera no es el fin del mundo", dijo Francis Kinubi, presidente de la Asociación de Deportistas Ciegos de Uganda. Dijo que Ramathan estaba ayudando a atraer la atención y el muy necesario dinero. Este año, la asociación no pudo asisitir a los Juegos Paralímpicos en Beijing porque no tuvo los 200 dólares para iniciar el proceso de registro, mucho menos el dinero para cubrir la tarifa aérea, un signo revelador de cuán pocos recursos hay disponibles para los discapacitados en gran parte de Africa. Ramathan, que dice que tiene 36 ó 37 años (no lo sabe con precisión), es originario de Naguru, un vecindario pobre en los alrededores del centro de Kampala, la capital de Uganda. Naguru es conocido por sus colinas de suelo rojo, sus casitas de techo de zinc y sus manos rápidas. Uganda tiene una fuerte tradición de boxeo, que se remonta al extravagantemente cruel dictador Idi Amin, que era un boxeador de peso completo. Y dentro de Uganda, Naguru ha producido algunos de los peleadores más duros de la nación, como John (La Bestia) Mugabi, que peleó en Estados Unidos y casi derrotó a Marvin Hagler, y Michael Obin, un campeón nacional de peso welter. Incontables aspirantes más de Naguru saltan la cuerda, levantan pesas oxidadas y se entrenan en gimnasios escasamente iluminados, apretujados entre casuchas, que albergan a todas las no glorias a menudo glorificadas del submundo del boxeo: los fofos sacos de arena, las narices aplastadas y los sueños exagerados de los niños de la calle. Ramathan creció peleando. Sus padres murieron cuando era joven. Dejó la escuela para trabajar colocando ladrillos. Era conocido en todo Naguru como un gran atleta: un excelente jugador de futbol soccer y un peleador temible. Pero en 1996, algo extraño sucedió. Empezó a sentir dolores de cabeza punzantes. Fue a ver a un médico, y el doctor le dijo que se estaba quedando ciego. "Primero mi ojo derecho, luego el izquierdo", dijo. "Luego la oscuridad, oscuridad total. Todo quedó negro". |
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increíble
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