Margarito, con la fuerza de la confianza
Caesars Palace, Las Vegas, Nevada, Estados Unidos
WBO peso welter título, 24 de abril de 2005
Foto: Chris Farina/Top Rank El tijuanense Antonio Margarito, 31-4-0 pareciera que vive los combates de boxeo como disputas que normalmente o salvo mayores contratiempos, han de acabar antes del límite y con la victoria del más fuerte. Despreocupado por los peligros que le pudiera deparar el mundo del encordado, confía plenamente en su fortaleza, en su estilo de machaque paciente y perseverante, en su rebosante optimismo por la victoria, y por lo tanto nunca deja de sonreir. Todavía no ha conocido la amargura de recibir un nocaut y entonces, de manera no tan extraña, manifiesta una marcada tendencia a asimilar, o disimular, sus pocas derrotas, que vuelan delante de sus ojos como meros desaciertos de los jurados de turno, a los que solo "les debe haber parecido" que lo vieron perder. Tony Margarito es aquel tipo de boxeador que no sufre su profesión, y que disfruta con mucha intensidad de este deporte.
Es un welter robusto, asentado casi al borde de la división y la idea de sotener una pelea oficial de 12 rounds, por la quinta defensa de su título welter de la OMB, con un welter no tan robusto ni tan pesado como el temible invicto y cuarto del ranking OMB, oriundo de Puerto Rico y residente norteamericano Kermit"The Killer"Cintron 24-0-0, en el Caesar Palace de Las Vegas-Nevada, el 23 de abril de 2005, era para él poco menos que una formalidad de papeles. Estaba casi seguro de que esa pelea no pasaría de la mitad. E igualmente convencido de que, salvo mayores inconvenients, el ganador sería nuevamente él. Porque él lo pensaba así y porque pocas cosas pueden atribular a Tony Margarito.
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Ese duelo latino par excellence, que es que siempre aflora entre mexicanos y boricuas, tuvo una nueva vuelta de tuerca con el esperado choque de estos dos fuertes pegadores con potencia explosiva. La pelea resultó programada como atracción central de la primera transmisión de ESPN bajo el sistema de Pay Per View-Main Event, contando con los comentarios de nada menos que Ray Sugar Leonard.Y Kermit venía de 9 meses de inactividad por someterse a una intervención quirúrgica de su mano derecha, poco después de su victoria frente a Teddy Reid. Después de casi cinco años de boxeo rentado, este natural de Carolinas, Puerto Rico, aun conservaba el mismo peso de su comienzo profesional: 66,500 kgs. Y no obstante esa impecable condición atlética, evidente desde el momento que mostró su modelado torso de atleta casi como enmarcado en el pantaloncito con los mismos colores de la bandera boricua, Cintron parecía decir que sus chances venían avaladas por un record impresionante: 7 de sus 22 nocauts fueron conseguidos en el primer round.
Pero según se cuenta, Kermit tomó este compromiso con una exagerada cuota de exigencia y responsabilidad. El día previo al combate permaneció encerrado en la habitación de su hotel y esperó la llegada de la hora de la pelea con gesto adusto y preocupado. Al subir al ring extrañaba verlo todavía tan tenso y ansioso, Cintrón cedió el round número cero desde su falta de relax o de confianza. Y ya en el combate, no logró nunca hacer pié con ninguna táctica que le generara ese relax o esa confianza. Colocó muy buenos ganchos y directos de derecha que tomaron de pleno al campeón, logró filtrar la cerrada guardia del de Tijuana y trabajó con cruzados que no lograron más que una leve demora del inexorable avance del mexicano. La desesperación primero y la posterior desmoralización y tristeza de sentir, quizás, la sensación de que estaba combatiendo con un boxeador de otra categoría, un mediano, o algo más o menos así.
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