Hay dos viejos combates que a pesar del tiempo transcurrido, aún conllevan una pesada mezcla de nostalgia y de consternación para el boxeo latino. Dificilmente existan otras dos derrotas tan dolorosas, dramáticas e inapelables para los aficionados hispanos, como las sufridas en 1980 por el mexicano José Isidro "Pipino" Cuevas Gonzalez (27-6-0) y en 1984 por el panameño Roberto Duran Samaniego (a) "Mano de Piedra"(77-5-0).
Esos Waterloos de nuestro boxeo regional vinieron a caballo de sendas burbujas de "sobre-exitismo"por un lado y "sobre-idolatría" por el otro. Cuevas era fulminante y parecía asfixiar a sus rivales, Durán era aguerrido y estaba maduro y probado, nunca bajaba los brazos y era la guapeza personalizada. Cuevas era una promesa de menos de 20 años, Durán un consagrado en la mejor etapa de su carrera. Despertaban de manera brutal y descontrolada, una excitación inusual que traspasaba la frontera nacional y se extendía por toda latinoamérica. Los dos estaban llamados a dejar una impronta perdurable en torno a la categoría de los welters.
Quién podría haberse abstenido, allá por el 1976-1980 de la ciega euforia y absoluta confianza que ambos inspiraban, después de ver de qué manera el ceñudo azteca demolía al portorriqueño "Cholo" Espada, y de qué modo enseguida, demandaba de solo 10 rounds para hilvanar 3 nocauts sensacionales: uno al japonés Shoji Tsujimoto (ko6), otro al argentino Angel "Zorro" Campanino(ko2) y otro más al canadiense Clyde gray (ko2).
O de qué modo en el 13 de enero de 1980, el de Chorrillos-Panamá vencía en 4 rounds al ugandés Joseph Nsubuga, inaugurando una década a la que llegaba para reinar definitivamente, despues de 70 peleas ganadas y 1 sola perdida ante Esteban de Jesus en el Madison, en 1972. (Durán ya había vengado esa única derrota frente al borícua, propinándole un ko11 en Panamá en 1974 y otro tko12 en 1980, en Las Vegas.)
Fojas impecables y sangre caliente. Dos boxeadores que amaban la refriega y no escatimaban el pellejo, ante ninguna adversidad. Precisamente ese coraje, fue lo que le permitió a Roberto Durán subirse al máximo pináculo de la adoración latina, cuando en una inolvidable contienda de 15 rounds, destronó al campeón invicto del Concejo Mundial, y una de las máximas estrellas del boxeo norteamericano, el talentoso Ray Charles Sugar Leonard, en el Estadio Olímpico de Montreal-Canadá, un 20 de junio de 1980.
Al decir exceso de existimo, apunto simplemente hacia la candidez de suponer que estos dos destacados amantes del peligro, podían haber llegado muy lejos en sus horizontes pugilísticos, sin cambiar sus posturas de hacer un puro desprecio por las chances de sus rivales. El boxeo está sembrado de ejemplos de grandes pegadores y de bravos luchadores, que encuentran el día en que deben probar de su amarga medicina.
Luego de su KO2 ante Clyde en 1977, el meteórico ascenso de "PIPINO" sigue con 5 TKOs consecutivos ante Espada, Weston, Backus, Ranzany y Clark. Una pelea por puntos ante Randy Shields, el tercer nocaut al ex campeón Angel Espada y un KO5 al campeón sudafricano Harold Volbrecht, luego y luego, lo esperaba Thomas Hearns.
Los siguientes 4 años de la carrera de "MANO DE PIEDRA" a partir de Sugar Ray Leonard I, se tornarían en una suma de grandes pasos hacia la gloria y grandes pasos hacia el olvido. La revancha del "No más" con Leonard enseguida, en noviembre, tres victorias y dos derrotas por decisión, la vuelta a los triunfo categóricos ante el propio Pipino y ante Davey Moore, luego una fantástica batalla de 15 rounds con Marvin Hagler con fallo unánime aunque ajustado en favor "Marvelous" (142-144 145-146 143-144) y luego el desorden, el desenfreno y tirar por la borda una lustrosa campaña ante Thomas Hearns, con la invalorable ayuda de la "sobre-idolatría" permisiva de su entorno y de sus seguidores:
Después de Hearns, Durán jamás dejó de juguetear con los excesos en su vida privada, y merced a su fortaleza física incomparable, efectuó otros 36 combates profesionales hasta 2001, terminando con un historial de 103-16-0. Pipino Cuevas por su parte, hizo 16 peleas más en las que siguió despreciando al peligro, como parecía gustar a sus seguidores, ganando 8 (con 6 KOs) y perdiendo otras 8 (recibiendo 5 KOs) hasta su retiro en el 1986 con una planilla final de 35-15-0.
NINGUNO de los dos registró empates en su carrera. Toda una revelación de sus estilos.
Thomas "Hitman" Hearns
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