domingo, octubre 26, 2008

Locomotora Castro vs John Davis Jackson en divx.

Uno que contó el cuento

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Completo
Jorge Castro vs John David Jackson[I]
210 Mb

Un documento de consulta obligada para múltiples análisis sobre temas que hacen a la más reciente actualidad del boxeo. ¿Cuándo se debe decir "basta" en un combate de boxeo donde la disparidad ha tomado lugar de manera acentuada?. ¿Qué claves permiten a los referees resolver sobre las dudas entre continuar dando pases u optar por una intervención preventiva?. ¿Qué síntomas inconfundibles deberían atender las autoridades del boxeo, en aquellos boxeadores que acumulan castigo, con el fin de minimizarles los riesgos físicos de consecuencias (que les son inasibles en el fragor de la lid), pero sin relegarles del natural derecho deportivo a continuar la contienda y la búsqueda de la victoria?, ¿Cómo queda a resguardado el deporte, el espectáculo, la salud y el reconocimiento a los derechos adquiridos mediante trayectorias que aveces son brillantes? ¿Cómo se hace para no baldonar el sentido más tradicional de este deporte donde la guapeza y el esfuerzo bravío y temerario son la pieza central de su pathos y su drama?



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AQUELLA NOCHE DE MONTERREY
Las Columnas de Carlos Irusta


..Hacia frio. Había llovido y al pisar el campo de beisbol sentíamos que la humedad subía por los zapatos. Era diciembre, y en Monterrey, bien al norte de México, se notaba más todavía. Un día antes, cuando se hacía el pesaje en el Crowne Plaza, nos enteramos de que por problemas de derechos, era posible que no se transmitiese a la Argentina. Sin embargo, todo se solucionó. Y el encuentro entre Jorge Castro y John David Jackson fue televisado con los relatos de Pablo Llonto.

Esa noche, junto a Horacio Pagani, Jorge Fernández Gentile y un joven periodista de La Nación, enfilamos para la cancha de beisbol sin saber lo que nos esperaba. Pelearon Julio César Chávez, Tito Trinidad (con Oba Carr)... varias peleas importantes. Sólo que fue Castro quien se robó el show.

Lastimado, sangrando, Castro vivió una pesadilla esa noche. Se limpiaba la sangre en la camisa de S. Christoudoulou, igual que hizo Galíndez cuando peleó con Kates. "Yo siento que al campeón se le debe dar una chance -nos diría el referí Sudafricano tiempo después-, pero ésta fue muy especial. Galíndez, después de todo, iba ganando la pelea y hasta casi la tenía controlada. Castro, en cambio, no podía con su alma. A pesar de todo, decidí otorgarle un asalto más.

Y Jorge cambió la historia". Una mascara de sangre. Cortado en ambas cejas, en la parte inferior del labio, Castro avanzaba a ciegas. Llego el noveno round, el último según el referí. Castro que se hace el sentido, retrocediendo, Jackson que avanza, confiado, la derecha en cross que pasa de largo y, con el mismo envión del torso, la izquierda que impacta en la mandíbula. Cae Jackson. Se levanta. Volverá a caer y a levantarse. Volverá a caer, por última vez. Estalla el estadio, Castro festeja, los puños se crispan todavía hoy, pues aquella noche representa la victoria más dramática del boxeo argentino. Las manos, nerviosas, "piden cigarrillos" como decía Frascara. Y, tras la honda espiración, repetimos nuestra frase favorita: "Gracias, Dios mío: yo estuve allí..."

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Otro que no lo contó

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El ex-campeón mundial minimosca del CMB,
el coreano Yo-Sam Choi es la última tragedia

Prevenir fatalidades
El boxeo podría prevenir fatalidades si tomara las medidas adecuadas
Por Dr. Margaret Goodman
ESPN.com

Han pasado 25 años desde que murió Duk Koo Kim tras haber peleado con Ray Mancini en televisión nacional. Kim colapsó a los 19 segundos del decimocuarto round. Fue operado de emergencia para remover un extenso coágulo de sangre en la superficie cerebral pero murió a los cinco días.
Los datos en torno a la pelea Kim-Mancini son similares a los de cualquier muerte en el ring. La pelea fue brutal, pero también lo son muchas peleas que no terminan en calamidades. Los defensores del deporte acuden al "daño inherente" como una vaga absolución.
Los cambios regulatorios mejoraron las condiciones de seguridad, pero no han podido reducir la frecuencia de fatalidades.
En el 2007, los neurocirujanos de la Universidad de West Virginia, Vincent J. Miele y Julian E. Bailes realizaron un análisis computarizado de miles de rounds para determinar los factores predictivos de peleas brutales. Tomaron en cuenta el factor edad, historia de ring, clase de peso, postura, país de origen y el sistema de puntaje de Compubox junto con análisis de videos. Las peleas fueron divididas en tres categorías: La primera fue "peleas promedio", que consistió de 4,000 peleas televisadas que no resultaron en lesiones neurológicamente significativas; la segunda fue el grupo "clásico" designado "Pelea del Año" por los medios y el último fue llamado "fatal", donde uno de los participantes muere.
Los investigadores encontraron poca diferencie entre los enfrentamientos del grupo clásico y fatal. Por otro lado, la inactividad del boxeador entre peleas, historia de nocauts y nocauts técnicos, o estadísticas de derrotas no fueron predictivas.
Esta es información valiosa, pero muchas de las tragedias del boxeo no ocurren en las peleas más brutales.
Yo fui uno de los médicos cuando Pedro Alcazar peleó contra Fernando Montiel en el MGM Grand Garden en junio de 2002 por el título super mosca del CMB. La pelea fue detenida en el sexto round tras una serie de golpes al cuerpo castigaran a Alcazar. Alcazar fue declarado sano tras la pelea pero colapsó dos días más tarde en su habitación de hotel.
Ahí es cuando surgieron especulaciones acerca de si había tenido problemas para llegar al peso, su había llegado a la pelea deshidratado, si había sufrido una lesión durante el entrenamiento o si contaba con una predisposición médica.
Ninguna de esas. De hecho, la autopsia de Alcazar mostró un pequeño monto de sangre con severo daño cerebral. Esto contradice la mayoría de las muertes en el boxeo, como la de Kim por ejemplo, donde hay desangramiento inmediato severo en la superficie cerebral.
Lamentablemente lo bueno sale de lo malo, y ha habido cambios positivos en el boxeo tras estas tragedias.
Tras la pelea de Kim, el Dr. Edwin Homansky de la Nevada State Athletic Commission hizo que las organizaciones sancionadoras redujeran las peleas de campeonato de 15 a 12 rounds. No es que se hayan dado más muertes en estos rounds, pero tras un cuidadoso análisis de la pelea Kim-Mancini y otras 15 peleas, se reveló que los boxeadores sólo lanzaban golpes a la cabeza y no mantenían defensa entre el decimotercero y decimoquinto round. Homansky y la NSAC también pidieron el cambio de número de cuerdas (de cuatro a cinco para prevenir que las peleas se caigan del ring).
Al poco tiempo de la muerte de Alcazar, Nevada comenzó a requerir resonanciasas magnéticas previo a la pelea no sólo como seguridad sino para asegurar que un boxeador no entrara al ring de boxeo con una condición potencialmente letal.
Lesiones ignoradas o secretas se encuentran al tope de la lista. Aunque un boxeador utilice protector de cabeza, el riesgo cerebral es inminente. Por miedo a cancelar peleas o mostrar debilidad, los boxeadores ignoran síntomas tales como dolores de cabeza, mareos, náuseas o pérdida de la memoria o dificultad de equilibrio que podrían significar una seria lesión cerebral.
Es probable que el mediano junior Stephan Johnson haya sufrido una hemorragia cerebral siete meses antes de su fatal pelea contra Paul Vaden en 1999 en New Jersey. Varias comisiones se perdieron este hecho y no se sabe si Johnson tenía quejas neurológicas entrando a la pelea.
Otros elementos que pueden incrementar la muerte en el ring incluyen la rápida pérdida de peso y la deshidratación, que disminuye los reflejos; pelear en la clase de peso equivocada, inadecuadas suspensiones médicas o tiempo fuera entre las peleas; medicamentos como la Aspirina o Motriz que limita la habilidad de coagulación de la sangre; estimulantes que incrementen la presión de la sangre y el ritmo cardíaco; el alcohol o los esteroides que limiten la coagulación de la sangre; EPO, que puede incrementar la densidad de la sangre y precipitar un paro cardíaco.
Las tragedias en el ring pueden convertirse en algo del pasado con la preparación apropiada.
Todas las comisiones deberían requerir de al menos dos médicos entrenados al costado del ring con equipos de emergencia y paramédicos para administrar tratamiento. Idealmente, exámenes posteriores a las peleas deberían ser administrados para que los boxeadores regresen a sus hogares en condiciones.
Las peleas se deben llevar a cabo en predios que sean accesibles al personal de emergencia. "The Golden Hour" debería ser un término con el que las comisiones de boxeo, los boxeadores y hasta los fans deberían estar familiarizados. Es esa hora en la que una mayoría de pacientes críticamente lesionados pueden ser salvados si se provee de intervención quirúrgica inmediata.
Un boxeador con quejas posteriores a la pelea debería ser llevado a un Centro Médico de Primer Nivel. Este tipo de facilidad tiene acceso 24 horas a cada especialidad médica incluyendo cirugía cerebral. Si las peleas se llevan a cabo en lugares alejados entonces debería haber helicópteros en caso de emergencia.
En caso de muerte, la comisión debería conducir interrogatorios que incluyan declaraciones de todos los presentes, junto con un detallado informe de la pelea.
Desafortunadamente, pocos están dispuestos a pasar por esto por miedo a litigación o conocimiento de que algo podría haberse hecho mejor. En cambio, aceptamos una tragedia ocasional y hacemos todo lo posible por limitar la discusión.
El boxeo puede tomar una lección de NASCAR, que es infinitamente más preactiva en cuanto a la protección de sus atletas a través de investigaciones y análisis.
La Fórmula Uno y NASCAR actualmente utilizan el Delphi Earpiece Sensor System (ESS) para medir los efectos de un accidente en la cabeza y cuello del conductor. Los investigadores han propuesto ubicar un aparato en el protector bucal de los conductores para determinar si la actividad cerebral del atleta ha excedido el límite de fuerza, y una competencia podría ser detenida. Este tipo de artefacto podría salvar vidas.
Es simple decir que las medidas del boxeo vienen primero, pero la prueba resta en la limitación de factores. Si el boxeo hace su trabajo, las fatalidades como las de Duk Koo Kim podrían desaparecer para siempre.


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