EL BOXEO,
DEPORTE Y ARTE DE LOS LIMITES
El boxeo es un deporte(*) rudo y extenuante. Donde la dureza de los golpes y la cercanía de los límites coloca a dos personas enfrentadas y al mismo tiempo asociadas, en la conquista de una gloria. El boxeador no es un loco al que le apasiona pelearse con todo el mundo y por lo tanto ha encontrado el deporte en el que puede golpear a diestra y siniestra con toda impunidad. El boxeador no es un ser ávido de saciar su sed de violencia. Aveces se piensa que el boxeador es una persona muy violenta, pero es fácil comprobar que como en otros deportes de contacto, como las artes marciales, el boxeador es consciente del daño que puede provocar, por lo que suele ser una persona realmente moderada y con un considerable autocontrol.
El boxeo es un deporte desde hace miles de años, pero lo es en toda su dimensión, como a la vez es un arte, desde 1739, fecha en que Jack Broughton le incorpora los guantes y cuatro años más tarde la forma definida al reglamento para la práctica del boxeo, que es casi la misma de hoy en día.El boxeo es definitivamente arte. La impronta y la pasión de los individuos proyecta y materializa una verdadera obra estética. El espectáculo que brinda el boxeo cuando es practicado con maestría artística brinda una satisfacción íntegra, abarcativa de lo plástico y de lo estético, de lo técnico, de lo táctico-estratégico, pero también de lo anímico, y que emociona por la contemplación de las virtudes expuestas por sus actores, sus vicios y virtudes, su drama y su carácter, su calidad de nobleza volcada en pos de la edificación de un resultado final, como en la obra de un artesano. El esfuerzo dejado en el camino hacia el ring, y la aventura de entregarlo todo luego, en unos pocos minutos, es también la expresión y el mensaje del obrero que talla y forja con los puños, con su cuerpo y su alma.
Podría argumentarse largamente, que el boxeo es el deporte que inspira un arte mayor. Julio Cortázar, Ernest Hemingway, Albert Camus en la literatura, Francis Bacon en la pintura Y Martin Scorsese o Leonardo Favio en el cine, son solo unas pocas de las grandes figuras de la cultura del siglo XX que vieron esto, y fueron cautivadas por la fascinación de los cuadriláteros. Sutilmente, se podrìa señalar que a pesar de que muchas otras actividades moldean las técnicas y los talentos de los deportistas, desde edades cada vez menores, y conciben de ese modo artífices descollantes de sus disciplinas, el boxeador es, a pesar de su máximo sacrificio atlético, y antes que nada, un ser humano. Luego, en segundo orden, es deportista.
Sería raro imaginar que Hollywood se conmueva de la leyenda de un Tiger Woods, que es un genio del golf sin dudas, y se genere una pieza de muchas acciones conmovedoras a partir de su vida y su leyenda. ¿Cómo podría encontrarse el pathos y el dramatismo necesarios, en la vida de un hombre que solo ha estado dando golpes a una pelotita con un palo, durante innumerables horas, todos los días de su vida, desde que tenía tres años?¿Quien podría prestarse a ser emocionado por la vida de otros deportistas famosos, obsesionados por el lujo, los autos caros y la banalidad?
Como claramente se entiende de las palabras del arbitro de boxeo Richard Steel, el objeto de este deporte, que tutelan los árbitros y sostienen los reglamentos como bien supremo, es "colocar al adversario en aquella condición en la que sus capacidades defensivas y ofensivas queden anuladas". No son necesarias las palizas en el boxeo. Las palizas son ajenas a la disciplina. Cuando el relator de boxeo afirma que tal o cual boxeador ya estaban recibiendo "un castigo innecesario" eso configura un doble absurdo. No existe ningún castigo necesario, nadie "merece" ser castigado por nada. Y el castigo es simplemente "absurdo" cuando no existe la respuesta defensiva u ofensiva. Ya que entonces no queda contienda. La lid del boxeo es limítrofe de esa instancia. No es extrema, no llega al extremo de lastimar o destruir al que queda indefenso. Eso está prohibido expresamente en esta disciplina. La rudeza es aceptable, pero no lo es la crueldad.
En otro orden, el boxeador nunca es tan extremadamente individualista como podría llegar a serlo practicando otros deportes. Por el camino del boxeo nunca se llegará a ser un ególatra extraviado del sentido de identidad humana. El sentido de hermandad y solidaridad se forjan como metales, en horas de esfuerzo individual y pre-competitivo. El boxeo coagula todo odio visceral. Su mayor lucha es la previa, la del gimnasio y los preparativos anteriores al momento de subir al ring.
Es por eso un razgo característico de este deporte, que a pesar del mayor sentido de adversidad y confrontación competitiva que distancie a los púgiles antes de medirse en el ring; resulta invariable, inexorable y obligado por el mandato superior de humanidad que insufla el boxeo, que todas las asperezas y discordias se superan durante el combate y los más encarnizados enemigos terminan fundidos en un abrazo reconciliador y restañador definitivo de la hermandad deportiva al sonar la campana final. Púgiles, managers, entrenadores y colaboradores asumen lealmente el triunfo y la derrota, siempre celebrando y saludando a la gloria deportiva alcanzada en común.
*La Real Academia Española de la Lengua define deporte como “actividad física, ejercida como juego o competición, cuya práctica supone entrenamiento y sujeción a normas”. Ni el más acérrimo detractor del boxeo podrá contradecir que se trata de una actividad física, en la cual se compite, que para practicarlo es necesario un duro entrenamiento y que se rige por unos reglamentos reconocidos por prácticamente todos los países del mundo (las primeras normas se remontan a 1743 y las actuales se dictaron en 1889).
Una aventura de entrega donde se sabe que quienes lo practican deben estar dispuestos a sacrificios casi extremos.
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http://www.galeriasnet.com.mx/revista/deportes/box.html
http://www.dooyoo.es/ocio-aventura/boxeo-deporte/465117/
http://news.bbc.co.uk/sport1/hi/boxing/4474497.stm
http://www.espabox.com/cgi-bin/editor/viewnews.cgi?id=20060920502722004242&tmpl=imprimir
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